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El faro de Santa Pola desde el otro lado

El faro de Santa Pola, iluminando la costa desde 1858

Para ti, que quieres conocer los mejores rincones de Santa Pola palmo a palmo. Hoy proponemos conocer el Faro de Santa Pola de una manera diferente. Todavía quedan algunos días para primavera, pero hay algo en el ambiente que denota que se acerca. Suben un poco los termómetros, la sangre se altera y el cuerpo empieza a sentirse inquieto. Pide aventura y se la vas a dar. Nuestra propuesta para hoy te hará surcar el Mediterráneo, bailar bajo las estrellas y conquistar colinas en un caballo a pedales. Si te gusta lo que estás leyendo, más te gustará vivirlo.

¡Ah del barco! Sí, es un saludo típico marinero, una pequeña pista de cómo empezará la aventura de hoy. Sí, sí, no es precisamente pequeña… y de nuevo sí, lo has adivinado ¡La aventura empieza en barco!

El faro de Santa Pola desde el otro lado

No se nos ocurre mejor forma de conocer la historia del Faro de Santa Pola que hacerlo desde el mar. Por ello te sugerimos que adelantes tu visita a la ciudad un día, merecerá la pena. La primera parada en esta ruta será la isla de Tabarca. Este lugar, por sí solo, da para varias aventuras, pero en nuestro cuaderno de bitácora de hoy solo será el punto de inicio.

Puerto de Tabarca

Puerto de Tabarca

Para llegar hasta la isla dirígete al puerto, allí encontrarás varias ofertas de transporte.  Puedes viajar en embarcaciones medias como las que ofrecen Tabarkeras y Tabarbus (entre otras empresas);  o bien en embarcaciones más pequeñas y con mayor disponibilidad como el Tabarcataxi (entre otros similares). Como podrás comprobar hay multitud de horarios para ajustarse a todas las necesidades. Elige la opción que más se adapte a tu llegada.

¿Qué hacemos una vez lleguemos a Tabarca? Respirar aire puro, correr por los terrenos despejados, disfrutar de una buena cena…Pero no nos dispersemos, que es fácil caer en el “dolce far niente”, ciñámonos al plan de hoy:  venimos a Tabarca a descansar porque no se puede vivir una gran aventura con los ojos llenos de legañas. Aquí tenemos la primera misión, encontrar dónde dormir. Echa un vistazo a los alojamientos que ofrece la isla.

Isla de Tabarca, Alicante

Isla de Tabarca, Alicante

Suelen ser pequeñas casas que, aun reformadas, conservan ese encanto especial de los antiguos hogares de los pescadores, como es el caso de la Trancada.  Y después de cumplir la primera misión, llega dejar todo listo para la segunda. Programa tu despertador para que suene al menos hora y media antes del amanecer ¿Todo listo? Pues a dormir, pero no sin antes echar un vistazo al cielo libre de contaminación lumínica.  Buen momento para abstraerse en todo tipo de reflexiones o bailar emulando alguna escena de tus películas favoritas. Como siempre, la elección es tuya.

 

¡Ah del barco! Rumbo al faro de Santa Pola

Puede que esta sea una de las partes más duras de la aventura, madrugar. Merecerá la pena desde el primer minuto. Despertar alrededor de las seis de la mañana, abrir la ventana y que una brisa anómalamente cálida, para ser marzo, se cuele e invada toda la habitación.  Es una de esas sensaciones raras en las que parece que el aire fuera algo tangible por la densidad y su temperatura, que se deja sentir en las yemas de los dedos como lo hace el roce de una tela fina.  Una primera pero seguro que no última revisión a las alertas del móvil, una mochila provista con agua y ropa cómoda para la aventura y todo listo ¡Es la hora!

Faro

Es el momento de ir al puerto y llamar a uno de esos taxis-barco que comentábamos al inicio. Si todo ha ido bien subirás a la embarcación en la hora mágica. El cielo, será lo suficientemente oscuro al inicio como para poder observar la luz del Faro de Santa Pola conduciéndote a la costa pero, que conforme el barco esté arribando, dejará colarse pequeños destellos naranjas del amanecer.  En el trayecto disfruta del olor del mar, de la luz del faro reflejándose en el agua como lo hace la luna, de la historia de la zona… Vive la travesía como un aventurero explorador, ponte en la piel de un pescador que se dirige a la lonja después de toda la noche faenando o simplemente mantente en silencio y graba en tu memoria cada detalle. Al llegar al puerto empezará la nueva misión: sentarse a disfrutar del amanecer. No pongas esa cara, por muy aventureros que seamos a todos nos gusta ese momento.

Amanece en el puerto de Santa Pola

Amanece en el puerto de Santa Pola

 

¡Tierra a la vista!

Antes de continuar la aventura hay que reponer energía. Siendo temprano, una de las mejores opciones para vivir la experiencia completa es desayunar en alguna cafetería cercana a la lonja. Carretillas, cajas, hielo, pescadores, compradores…observa el ritmo frenético de la compra-venta de pescado desde la tranquilidad de tu silla mientras remueves tu café.

Si eres de esas personas que van provistas de todo tipo de ropa para inclemencias y necesitas aligerar peso para la siguiente etapa de la aventura, recuerda que la estación de autobuses de Santa Pola cuenta con consignas. De este modo llevarás solo lo imprescindible para disfrutar del tramo final de la aventura: la llegada al faro.

Lo prometido es deuda. Anunciamos un plan en el que surcar el Mediterráneo y bailar bajo las estrellas y hasta ahora hemos cumplido. Siguiendo con esa promesa, solo falta montar en un caballo de hierro a pedales. En Santa Pola puedes encontrar empresas que alquilan bicicletas por un precio módico, por ejemplo Ciclesgarma (de esta forma no tendrás que cargar con la propia en toda la aventura).

El final del camino: la llegada al faro

ruta

Ruta en bici: Estación autobuses de Santa Pola- Faro de Santa Pola

Todas las aventuras acaban y esta está próxima a su final ¡Nada de tristezas! Todavía… Sube a tu bicicleta, ajusta el casco y ponte en ruta. Apenas seis kilómetros te separan del Faro de Santa Pola. El camino es algo inclinado puesto que el faro preside la bahía de Alicante y hay que salvar la altitud. Sin embargo, no es nada complicado, mucho menos si lo haces en compañía.  De nuevo la brisa densa en la cara, el sol primaveral que calienta, pero no ahoga, y poco a poco lo vas viendo, allí al final del camino, sobre una torre de planta de cuadrada. El faro.

Una vez allí, ata tu “caballo” y descansa en uno de los bancos del mirador. Alicante a tus pies, San Juan en la lejanía, algo más cerca Tabarca. En menos de 24 horas habrás estado en los dos extremos, habrás sido marinero, habrás bailado y estarás soñando con la próxima aventura.

Faro de Santa Pola

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